Carta a quien necesite crear:

Que la creatividad les haga conectar con eso que no encontraban. Que se dejen ser niños. Que se dejen jugar, crear e idear. Que sientan conexión con sus ideas como la primera vez. Que conversen de lo incómodo. Que se enfrenten a sus “lo hago luego”. Que miren a su potencial a los ojos y lo conozcan desde el alma. Que utilicen sus manos, sus mentes. Que utilicen su alma al ponerla en cada promesa de ejecución. Esas promesas que solamente potenciarán una idea que nació de ellos en un momento de inspiración o de necesidad. Una idea que activa la ilusión y la fe. Porque además de ser una idea que funciona, es una idea que sirve. Que sirve al resto. Que sirve a la sociedad. Que sirve a clientes que se volverán amigos. Y que sirve a cada uno de los creadores para poder volver a confiar en sus creaciones. El día a día nos aleja de lo que en verdad nos movía el primero: la ilusión. La necedad de saber hasta dónde llegan nuestras ideas. La ceguera que teníamos del futuro, esa que permitía ver como las ideas crecen y co-crean con el mundo. Ese primer día cuando las creaciones llegaban y solo importaba dejarlas ir porque ya no eran tan nuestras, pero sabíamos que siembre iban a recordar lo que es volver a casa, hoy solo hay que darles el camino de regreso y ponerlas en el mapa para que se conozcan con más ideas, con más creaciones, con más personas y que crezcan, que lo hagan desde el amor, desde el ser escuchadas. Y con la misma creatividad con la que fueron creadas. Hoy solo necesitamos saber que, mientras están en el mundo siendo probadas todos los días, aun podemos quererlas y hacerlas cada vez más grandes, más correctas, más en su camino. A veces lo correcto es lo incorrecto y a veces la rebeldía es crearles nombres descriptivos. Siempre hay espacio para escucharlas, para escuchar a las ideas que ya están allá afuera, o a sus hermanas que no pudieron salir pero cada día están más listas. Lo que debemos saber es que están en nosotros, están en nuestros silencios, en nuestras caminatas, en nuestras conversaciones con las personas en quien más confiamos. Las ideas están en el aire o muy dentro de nuestros seres. Y la verdad es que no importa donde están, lo que importa  es que existen. Que merecen momentos donde se les vea, se les pinte, se les esculpa o se les anote en un post it que guardaremos en la billetera para no olvidar donde comenzaron. Las ideas están. Las ideas esperan. Las ideas nos esperan. Creativos o no, ahí están. Llegan sin avisar pero se van si no les vemos con el alma y un cerebro de posibilidades. Y sí, todos las tenemos, pero pocos las ejecutan. Que la creatividad les haga conectar con eso que no encontraban pero llega. Pero está. Es solo cuestión de escuchar. Porque ¿qué van a hacer el momento que otra idea cierre la puerta?